jueves, marzo 15, 2007

Cielo y mar, el sentirse más vivo


Te conocí de forma extraña, inésperada, nos vimos y hubo química, risas y sonrisas...

Gracias a tí volví a sentir cosas que creí muertas, felicidad, nervios, ansiedad, una sincera alegría y el valor de una sonrisa.

Como las olas del mar llegaste a sorprenderme en una playa de soledad, bajo un sol abrazador con las memorias de sueños perdidos, que hermosa visión fue contemplarte, conocerte, aprender tus defectos y virtudes.

Envolviste mi ser con tu aura especial, una capaz de hacerme levantar la cara al sol y darme cuenta que el infinito es el límite de las cosas; puedes verlo al horizonte, si las nubes y el mar se juntan en el horizonte como los labios de los amantes, es una lección que debemos aprender y nunca es tarde.

¿Qué has sido y qué serás en mi vida?, ¿cuántas veces podré volver a sumergirme en tu risa, perderme en tus ojos y compartir?. No sé la respuesta, pero igual, cual sea, te agradezco recordarme que tengo un corazón que puede latir, capaz de imaginar cosas felices (FELICIDAD: que concepto tan ajeno para mí) y sonreir.

Gracias.

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