I
En las tardes melancólicas,
suelen levantarse el velo de los recuerdos
Cuando cristales caen los fantasmas abrazan lo que queda de los vivos.
Los anhelos inciertos florecen con deseos de consumar su vida,
Más vale matarlos, que alimentarlos en vano.
II
El verde prado, brilla y el olor de la vida nutre el espejo del agua.
El Roble, el Encino y el Sauce cantan un recuerdo lejano de vidas olvidadas.
De campos lejanos, libres de malicia, como en el vientre de la madre es su calor.
Solo la brisa natural y fresca de un paraíso.
III
Brilla, deja volar tus memorias.
El agua en las ventanas es un espejo perfecto para mirarnos.
Las nubes se aglomera, el sol brilla y sólo se oye el río,
Con el amor anhelado estás, tu cabeza en su regazo, y en silencio proclaman su amada verdad.
Aunque el pasado muere, si cae la lluvia puedes verlo otra vez.
IV
El tiempo te hace crecer, tal vez haya centellas, truenos...
Son los ojos y la voz de la lluvia.
Las Rosas, Nardos, y Margaritas dejan volar su perfume a campo abierto,
Suave como la piel de la amada,
¿recuerdas su cabello largo y oscuro?
¿su reír en la pradera?
Son los regalos de la lluvia.
V
Si la lluvia cae, puedes, recordar, llorar, pensar y volver a amar
En las tardes melancólicas,
suelen levantarse el velo de los recuerdos
Cuando cristales caen los fantasmas abrazan lo que queda de los vivos.
Los anhelos inciertos florecen con deseos de consumar su vida,
Más vale matarlos, que alimentarlos en vano.
II
El verde prado, brilla y el olor de la vida nutre el espejo del agua.
El Roble, el Encino y el Sauce cantan un recuerdo lejano de vidas olvidadas.
De campos lejanos, libres de malicia, como en el vientre de la madre es su calor.
Solo la brisa natural y fresca de un paraíso.
III
Brilla, deja volar tus memorias.
El agua en las ventanas es un espejo perfecto para mirarnos.
Las nubes se aglomera, el sol brilla y sólo se oye el río,
Con el amor anhelado estás, tu cabeza en su regazo, y en silencio proclaman su amada verdad.
Aunque el pasado muere, si cae la lluvia puedes verlo otra vez.
IV
El tiempo te hace crecer, tal vez haya centellas, truenos...
Son los ojos y la voz de la lluvia.
Las Rosas, Nardos, y Margaritas dejan volar su perfume a campo abierto,
Suave como la piel de la amada,
¿recuerdas su cabello largo y oscuro?
¿su reír en la pradera?
Son los regalos de la lluvia.
V
Si la lluvia cae, puedes, recordar, llorar, pensar y volver a amar
2 comentarios:
Que bonito este poema, debo decirte que la lluvia para mí es un regalo de la naturaleza, sobre todo cuando cae en una tarde de un domingo cualquiera y te pones a leer un buen libro, con un vasito de Toddy al lado de tu mesa de noche… Ay no creo voy a seguir aumentando de peso.
De verdad, que esto me hizo recordar de muchos de esos domingos cuando solía vivir todavía con mis padres, y la lluvia me encantaba cuando estaba en mi cuarto aprovechando de alimentar mi alma con buenas lecturas.
Poeta, buena imaginería. A veces creo y a veces no, pero en este caso particular, me parece que la buena poesía dice todo y dice nada, te sube y te suelta en el aire, te deja una incertidumbre constante, "Si la lluvia cae" me parece que es un buen ejemplo.
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